Anoche fui al cine a ver esta película documental sobre la música peruana que están dando en el cine. No me gustó. No era mala pero a mí no me gustó. Era bastante contemplativa y a mí no me gustan mucho las películas contemplativas ni aburridas. Pero no era mala, sólo que yo no la soporté porque soy un pesado y porque en un momento hablaron de terrorisimo y me molesta que hablen de terrorismo en películas (a menos que en la película Harrison Ford sea el presidente y esté botando a los terroristas a patadas de su avión). Además no fui el único con esa opinión porque un tío se quedó dormidísimo y roncó un ratazo. Un ratazo. En serio, como 5 minutos, que no parece tanto tiempo pero para roncar en un cine sí es un montón de tiempo.
La película tuvo una parte bien graciosa y divertida que fue cuando unos pequeños zapateadores bailaban sobre la tumba de su abuelo (que también había sido zapateador), porque te hacía imaginarte a alguien diciéndole a alguien más "algún día bailaré sobre tu tumba", pensando que en realidad sería un poco difícil que esa situación se dé en la vida real y que ésa sería una satisfacción que en realidad no llegaría a saborear (al menos no de manera literal), pero los pequeños zapateadores de esta película sí lo logran y se ven bien felices, no sé por qué habrían jurado este tipo de venganza hacia su abuelo (en realidad no estaban bailando sobre su tumba sino frente a ella, pero para términos prácticos sabemos que estamos hablando de casi exactamente lo mismo).
El aplauso al final de la película fue bien raro, porque se sentía como si la gente estuviese aplaudiendo sólo porque había escuchado o leído en algún lugar que la gente solía aplaudir al final de esta película y que, por tanto, se tenía que aplaudir cuando terminara; entonces se podía ver en sus caras que ellos mismos se sentían raros o incómodos aplaudiendo. Igual es rarazo aplaudir al final de una película. Es como aplaudir cuando aterriza un avión, o cuando se cae un vaso o un plato.
Pero bueno, a eso no quería llegar. El asunto es que fui a ver esta película en el UVK de Larcomar, porque no la están dando en ningún otro lugar, y hace años que no iba a ese cine, desde el estreno de la película de Los Simpsons. Siempre voy a Cinemark porque es bravazo. La imagen es buenaza y el sonido es increíble. Y es todo chévere. Nunca voy a Cineplanet porque es malazo. Entra la gente de la confitería gritando "kilométrico! nachos! chaufa!" adentro de la sala. Una vez fui a ver nosequé película en Cineplanet y estaba fuera de foco. Ni siquiera es una opción. Nunca. Peeeeeero ése no es el punto!
La cosa es que a mí no me gusta ir a Larcomar porque son unos cabrones que te cobran un huevo por el estacionamiento (incluso con el ticket sellado por el cine) y encima una vez me robaron el equipo del carro y mi iPod fucsia dentro de su estacionamiento de porquería. Peeeeeeeeeeeero ayer descubrí que EN UVK VENDEN CONCORDIA DE PIÑA. Y también descubrí que puedo estacionar gratis por la iglesia y caminar dos cuadras y todo bien con caminar dos cuadras si eso significa poder tomar Concordia de piña mientras miro una película en el cine. Caminaría cuatro kilómetros sobre vidrios rotos, jeringas infectadas y cobras agresivas por la posibilidad de tomar Concordia de piña mientras miro una película (y que luego nadie se haya robado mi equipo ni mi iPod).
"Ain't no mountain high enough
Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough
To keep me from drinking pineapple concorde while i'm watching a movie, babe"
- Bob Marley
2 comentarios:
Escribes lindo, amigo mío. Ojalá siguieras escribiendo cositos en otro sitio para leértelos y decirte lo bonitos que son. Un abrazo.
Te amo Casu. Por favor, postea sobre tu tercer pezón.
Publicar un comentario